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En unos días, en apenas unos días, nuestra vida se ha transformado y todo ha cambiado también nuestra universidad, porque así fue en un fin de semana, cerramos las puertas y vaciamos las aulas y laboratorios. Dejamos de tomar el tranvía o de visitar la cantina, pero a la vez abrimos nuestros ordenadores y comenzamos a llenar el aula virtual. Sustituimos la cantina por nuestra cocina, nuestros viajes en tranvía, por un paseo por el salón de casa. Hemos transformado nuestras rutinas, pero seguimos juntos cerca, a unos centímetros de distancia, en nuestros ordenadores, en nuestras pantallas. La Universidad de Murcia sigue; aquí están los profesores, están los compañeros, los amigos, cada uno de los servicios, cada persona, todos siguen ahí haciendo lo necesario para que nada cambie, 40.000 personas dando lo mejor de sí mismas, conscientes de que este es un momento histórico en la vida de los que formamos parte, de esta universidad, cada uno desde su lugar a un solo clic, de distancia. Están los trabajos, las lecciones, los apuntes. Están las anécdotas y las charlas, las confidencias, las preguntas, las aclaraciones, se cerraron los despachos y se abrieron todas nuestras casas. La Universidad de Murcia sigue aquí cumpliendo fielmente su misión, pero de otro modo, cambiando las formas, pero manteniendo la esencia. Seguimos trabajando juntos en la Universidad de Murcia. Nuestra universidad, haciéndola todos los días, haciéndola juntos para que nada cambie.